miércoles, 4 de enero de 2012

EL ÚLTIMO CLICHÉ

Jonathan Millán
En plena congestión navideña, os propongo recuperar en DVD una película que pasó desapercibida en su momento: “Old dogs”, aquí llamada “Dos canguros muy maduros”. Carlo Padial la definió como "una comedia familiar de Disney tan pasada de vueltas que es como comerse un cartón entero de LSD, pero más barato".


Protagonizada por unos John Travolta y Robin Williams loquísimos, la película está tan saturada de información que parecen seis películas en una.
La música es extrema, está por todas partes y todo el rato. Se te clava en el cerebro y te lleva a ciegas por un mundo de locos.
Es todo tan excesivo que parece como si hubieran plegado sobre sí misma una película de Disney. No lo digo en broma, a los personajes se les deforma la cara constantemente como afectados por varios centros de gravedad (como si justo en esos puntos estuviera la curva del pliegue) y, aunque representa que están en el presente, es un presente muy raro y sofisticado. Repleto de objetos y pequeñas tecnologías muy superiores  a nuestra época. Como si, a base de superponer presente+ presente+ presente, hubieran logrado avanzar un poco en el tiempo. Juntando varias veces nuestra época han generado un pequeño futuro.


La película entera parece una agotadora  ironía sobre la propia película.

A otro nivel está el perro de John Travolta. Un perro viejo que hace un guiño al propio título de la película.
Es uno de esos perros de las películas infantiles, que hace esos gestos tan “graciosos” de girar la cabeza y hacer ese “ought” ante los alocados acontecimientos que pasan ante sus ojos. 


Pero en “Old dogs” parecen haberle dado una vuelta posmoderna a ese icono.

El perro apenas se mueve en toda la película, es una copia deteriorada de Lassie, de Rex (el perro policía) o de Beethoven (el San Bernardo gracioso). El perro es literalmente ese viejo estereotipo del perro gracioso y cómplice, y está tan desgastado como el cliché al que representa. Es todos los perros del cine juntos y, al girar la cabeza, lo hace viejo y cansado, como si llevara 60 años haciéndolo.

A mitad de la película el perro muere. El icono está tan deteriorado que muere. No sólo le han dado al cliché la naturaleza que merece, sino que lo han matado en la propia película. Si, como se dice, Hitchcock hizo algo revolucionario al matar a la protagonista de “Psicosis” al principio de la película, estos van más allá: ejecutan a un cliché en medio de su película.

Lo justo sería que después de “Old dogs” no se volvieran a hacer películas de perros. Que diéramos por zanjado el asunto y ni siquiera lo mencionáramos, como si nunca hubieran existido.
Feliz Navidad.

Esta semana nos ha titulado: Cayetana Guillén Cuervo

2 comentarios:

  1. Ya nadie deja comentarios en los blog, parece más confortable hacerlo en el enlace de Facebook. Pero este post para mí se lo ha ganado, también he puesto un "me gusta" en tu muro, Jonathan, espero que valores eso también.

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno Jonathan, me dan unas ganas tremendas de visionar la peli, pero no sé si estoy preparado para tal sobredosis de estímulos, necesitaría un entrenamiento previo a base de largas sesiones de atracciones de feria... o algo así.

    ResponderEliminar