jueves, 10 de mayo de 2012

LA MALA HIERBA TE LLEVA A MARIENBAD (Y A MANDERLEY)


 Jordi Costa
“El año pasado en Marienbad” (1961) de Alain Resnais es una de esas películas a las que he regresado en varios momentos de mi vida, pero sólo la última vez pude comprobar la veracidad de algo que creía una leyenda cinéfila: que a los diez minutos de metraje, el cineasta había camuflado una silueta de Alfred Hitchcock en un rincón del plano.

Efectivamente, la silueta de un Hitchcock en enigmático estado de levitación flota, desconcertante, en un rincón del extraño hotel en que transcurre la película. 
Hay quien se siente confundido al ver “Las malas hierbas”, el ya penúltimo trabajo de Resnais: sorprende ver a un  director nonagenario que tiene tantas ganas de jugar. Ese Hitchcock camuflado en lo que parecía una de sus películas más severas demuestra que, de hecho, lleva años jugando… probablemente desde que dio por terminada “Noche y niebla” (1955): jugar para poder olvidar el Horror que uno ha visto de tan cerca.


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Jonathan Millán

Yo vi “Las malas hierbas” sin saber demasiado de Resnais, ni haber visto más que “Noche y Niebla” y poca cosa más.

La película empieza de forma bastante normal, muy cine francés de autor. Poco a poco, empiezan a pasar cosas raras, cosas que hacen los personajes (o la voz en off) que no acaban de cuadrar, pero, bueno, más o menos la cosa va siguiendo una línea. Tú, como espectador, tratas inconscientemente de que todo encaje y tienes la esperanza de que, a medida que avance la trama, todo se irá explicando.

Inesperadamente nada de eso sucede; al contrario, en un punto, la película empieza a volverse una chifladura. La lógica, tanto de la trama, como de los personajes, no tiene ni pies ni cabeza, es como un Godard al que le han cortado la cabeza y su cuerpo aún corre sin ir a ninguna parte.

Cuando acabó la película, me quedé un poco desconcertado, me gustaba todo aquello, era divertido y distinto, pero no lo acababa de pillar, no acababa de pillar el POR QUÉ de todo aquello, me tenía que conformar con un "sí, la peli me ha gustado mucho, es muy loca".

La cosa es que esa misma noche (esto, aunque suene a literatura, es cierto) me desperté como a las 5 de la mañana y, de pronto, me vino a la mente un plano, que aparece varias veces en la película, de una mala hierba en el suelo. Un plano parecido a esto:
Me di cuenta de que ese plano parecía puesto en la película de forma arbitraria y entonces lo entendí: "claro, la película es como una mala hierba, va creciendo por donde le da la gana". Y me pareció muy bonita esa idea, que la película creciera por su cuenta, sin tener en cuenta a espectadores, director, actores o lógica alguna.



Sabiendo que Resnais está al final de su carrera, me gusta pensar que es como si hubiera decidido retirarse, no al terminar una película, sino en medio de ella. Pasarle la pelota al propio cine...soltarlo y que se espabile sólo. A lo loco.


Esta semana nos titula: Josep maria Pou

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