jueves, 27 de octubre de 2011

EL NUEVO DRAMA

Jonathan Millán
Desde que empezamos la sección de los buzos, tuve muy claro que nunca iba a "opinar" sobre pelis o lo que fuera. No soy crítico de cine ni de nada y no creo que mi opinión tenga más valor que la de cualquiera, así que mi modus operandi siempre ha sido el de generar algo propio (sea un chiste, sea una reflexión poética...) partiendo del material del que habláramos. 
Esta semana sin embargo, me he visto en un brete. Teníamos que hablar sobre "El árbol de la vida", y realmente, lo único que tenía que decir al respecto lo dije en el facebook en su momento...y era una opinión. Así que al final hemos optado por una fórmula que me parece una buena jugada: poner directamente lo del facebook. 
Ver eso en La vanguardia ha sido muy divertido, no sólo porque creo que representa muy bien la disparidad de respuestas y opiniones a esta peli ( y todas al mismo nivel), sino porque hay algo de verme publicando como lo que realmente soy: un usuario. 






























































































Cada semana un invitado especial nos titula el artículo.
Esta semana: Kahlo dadanoias


jueves, 20 de octubre de 2011

YIHAD ME MATEN

Por Jordi Costa

En “Yo, Fatty” (Anagrama), una novela de Jerry Stahl que se disfraza de falsa autobiografía del cómico de cine mudo Fatty Arbuckle, se puede leer lo siguiente:

““Mack (Sennett) repetía hasta la saciedad que la comedia no consistía en ser gracioso. Consistía en estar desesperado. ¿Qué, si no la desesperación, podía impulsar a una persona a caminar sobre un cable de teléfono a nueve metros de altura sobre el suelo, romper una claraboya en su caída y aterrizar en un colchón destripado, seis metros más abajo?”.

En 1921, Fatty Arbuckle fue acusado de violar y asesinar a la actriz Virginia Rappe. El cómico se convirtió en la primera víctima de linchamiento mediático dentro de la casi recién nacida Meca del Cine. Buster Keaton fue uno de los pocos amigos que siguieron a su lado cuando todo el mundo le daba la espalda. Al año siguiente del escándalo, Buster realizó esta obra maestra, en la que se reflejaba la pesadilla paranoica del cómico reciclado en enemigo público número uno:



En nuestra columna de los Buzos de esta semana nos hemos acordado de “Cops” de Buster Keaton a propósito de otra obra maestra: “Four Lions” de Chris Morris.

Dejamos una pregunta en el aire: ¿y si la comedia no surgiese de la pulsión de vida, sino de la pulsión de muerte?

Desde que empezamos, nuestra sección ha contado con una deslumbrante lista de estrellas invitadas que han ejercido de tituladores a medida, pero, en esta ocasión, nuestro titulador ha necesitado retirarse una semana desnudo a una cueva, practicando un ayuno completo, para dar con el título perfecto. Un título que le guiña el ojo a este otro ejemplo de comedia de la auto-destrucción:



Cada semana un invitado especial nos titula el artículo. 
Esta semana: Carlos Areces









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Aquí la columna del Cultura/s de 
esta semana:

jueves, 13 de octubre de 2011

CADA VEZ MÁS CERCA

 JORDI COSTA
• En los tiempos dorados del slapstick, el cómico tropezaba con obstáculos en un mundo material caótico e incomprensible…
                           

 • …cuando llegó la screwball comedy, el cómico empezó a resbalar sobre el eterno femenino…

• …pero en “La boda de mi mejor amiga”,  Kristen Wiig nos muestra cómo el eterno femenino se puede descalabrar él solito, sin la ayuda de nadie, despeñándose desde su propia atalaya. Una sola comedia marca un nuevo punto de inflexión en la historia del género y transforma la guerra de los sexos en  guerra civil. 
 
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JONATHAN MILLÁN
A mí me gustó mucho una escena en concreto de “La boda de mi mejor amiga”. Al principio, en una fiesta, la protagnista conoce a Megan, el típico personaje grotesco de comedia americana que parlotea sin parar. 
                    
En un tono que empieza siendo cómico, Megan cuenta cómo  una vez, cuando trabajaba en un barco, se cayó al agua y estuvo a punto de morir, pero, bajo el agua  (y aquí el discurso da un giro) un delfín la miró a los ojos, pareció mirarle directamente al alma y, telepáticamente, le dijo: “Te salvaré Megan”.

En esta escena nos lanzan,  sin previo aviso, hacia una imagen poética que está a años luz de lo que estamos viendo. Consiguen que generemos en nuestra cabeza una imagen de un registro cinematográfico totalmente distinto. Desde una basta comedia americana nos proyectan hacia una escena de Kurosawa. Ese cruce inesperado me pareció muy bueno.

He hecho un poco de Photoshop y he recreado la escena como me la imaginé. 
Si intentáis pensar que la chica de abajo es Megan entenderéis lo insostenible y bello de la mezcla.
Cada semana un invitado especial nos titula el artículo.
Esta semana: Alexandra Jimenez

jueves, 6 de octubre de 2011

EL INGENIOSO HIDALGO SCI-FI DE DOS CABEZAS

Por Jordi Costa

Cuando era pequeño, mis padres me llevaron una tarde al cine Atenas a ver un programa doble. Una de las películas era “El castillo de Fu Manchú” (1969) de Jesús Franco:


En la primera escena, el director mezclaba impunemente tomas a todo color de Fu Manchú y sus secuaces en un decorado de cartón piedra con escenas en blanco y negro afanadas de “La última noche del Titanic” (1958)  de Roy Ward Baker. Poco después, el espectador descubría que el misterioso castillo de Fu Manchú no era otra cosa que... ¡¡el parque Güell!!

Recuerdo que me enfadé mucho: ¡qué clase de timo era ese!, ¿quién era ese director que ni siquiera había logrado estimular la famosa suspensión de la incredulidad en un niño?

No fue hasta muchos años después que cobré conciencia de la auténtica dimensión de Jesús Franco, alguien que consideraba el cine como el tren eléctrico más saldado del mundo, siempre capaz de colisionar con lo insensato.

Cuando se estrenó “Kill Bill” (2003-04), mi amigo Carles Prats tenía la teoría de que a Tarantino, en el fondo, le hubiese gustado hacer lo que proponía Jesús Franco en los primeros minutos de “El castillo de Fu Manchú”: una película hecha enteramente de retales, de los mejores trozos de otras películas.

En “Asesino cósmico”, Robert Juan-Cantavella ha hecho algo parecido: una novela que parece levantarse sobre los materiales de derribo de la caudalosa obra de un escritor de novelas de quiosco, Curtis Garland. El escritor ha ido más lejos que Tarantino y ha invitado al propio Garland a escribir uno de los capítulos de la novela: como si Tarantino hubiese invitado a Franco a dirigir una bobina entera de “Kill Bill”.

En la columna de Los Buzos de esta semana hemos volcado todo nuestro amor sobre este espectacular acto de amor entre la cultura postmoderna y la cultura popular.

Una semana antes de que apareciese esta columna publicada saltaba la noticia de que María Kodama, viuda de Borges, había logrado retirar del mercado los ejemplares de la última obra de Agustín Fernández Mallo, uno de nuestros primeros invitados especiales tituladores. Fernández Mallo había hecho un remake de “El hacedor” de Borges, que la reacción de Kodama había mutado de objeto cultural dialogante en materia intocable, rodeada de púas venenosas.

Días después llegaba la noticia de que Matt Groening, padre de “Los Simpson”, había invitado a uno de los mejores animadores en activo, John Kricfalusi, a coger a sus criaturas y hacer con ellas esto... esto tan cruel, tan violento, tan brutal. pero, a la vez, tan bonito, tan creativo, tan deslumbrante:


Cada semana un invitado especial nos titula el artículo.
Esta semana: Pola Oloixarac














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Aquí tenéis la versión
de todo esto que salió 
en el Cultura/s de esta
semana: