Leyendo “Pero, ¿qué coño estás haciendo?” de David Shrigley me he acordado mucho de “L’any que ve” de Francesc Trabal, un libro publicado en 1925 donde el escritor, junto a otros cómplices del Grup de Sabadell, ponía el dedo en la llaga de una estulticia genuinamente catalana sirviéndose de un refinado humor idiota y dibujos trazados con pericia zurda. Esta es una de mis páginas favoritas:
-Saps, aquell que et deia…, es diu Antoniu.
Si tuviera que escoger una sola página del libro de Shrigley (cosa difícil) sería esta:
Probablemente, no se puede decir más con menos. Shrigley dibuja como un cavernícola emborronando las paredes de un retrete antediluviano, pero su primitivismo siempre alumbra Verdades como templos. Me pasé toda la lectura preguntándome cómo diablos lo habían hecho para rotular con la misma fuerza primitiva que el autor. En la faja del libro, estaba contenida la respuesta al enigma. Las fajas de la joven editorial Blakie Books son todo un mundo: como un hermano siamés pegado al libro. En esta, además de la solución al misterio, hay material extra: “A la editorial le pareció que estos dibujos eran basura, demasiado para incluirlos en el libro. Se han incluido por compromiso legal”, escribe Shrigley.
Esta semana nos ha titulado: Calpurnio Pisón
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